*OPINIÓN: Entre la derecha y la izquierda hay una brecha llamada Colombia. Rumbo a la segunda vuelta electoral por la Presidencia.
*A pocas días de conocer a los dos candidatos a disputar la segunda vuelta presidencial desde este rincón analizamos lo sucedido, lo que podría ocurrir y claro lo que nos enseña como sociedad que entre la izquierda y la derecha exista un resquicio de sobriedad.
Por Victor Manuel Cachay
Con más de 19 millones de votos contabilizados, esta fue tal vez, la mayor participación de ciudadanos en la historia de las elecciones en nuestro país; sin embargo, aún falta entender la razón por la gran cantidad de ausentes que no se sienten ni representados por los cinco candidatos, ni convencidos por sus planes y programas de gobierno o peor aún no consideran útil el emitir su voto con la finalidad de fortalecer la democracia.
Si a eso le sumamos los más de 360 mil votos en blanco entendamos queridos compatriotas, que la polarización - mal entendida – entre la extrema derecha, la izquierda social – comunista, el centro venido a menos o el proselitismo barato de candidatos que vieron en la maquinaria política la mejor y única forma de conseguir el poder.
De los cinco candidatos más votados nos quedamos – lamentablemente con dos – cuyo discurso es el enfrentamiento, la sucesión de posibles escenarios apocalípticos, el volver a un pasado perteneciente al M19 o regresar a los tristes y hasta hoy no esclarecidos "Falsos positivos", sin mencionar en este episodio la paz con guerra, la diversidad étnica, ideológica y cultural que lejos de unirnos nos separa o como la amenaza latente de convertirnos en el sueño maléfico de Bolívar y su compañía socialista.
Reduzcamos el escenario al dúo de posibilidades que hoy nos embargan y hasta nos desaniman a asistir el próximo 17 de junio; empero, no tenemos de otra, no hay de dónde más agarrarse y menos tratar de ser como Juan Guillermo Cuadrado, quien en base a su habilidad driblea los escenarios más complicados dentro de una historia llamada Colombia.
En el rincón derecho y vestido con guantes azules tenemos al hijo putativo de Álvaro Uribe Vélez, el púgil más aplicado del uribismo y un galante en el ambiente político; sin embargo, tan inexperto en temas que profundicen sobre la verdadera problemática de esta nación y que, a pesar de, fue el más votado de todos los concursantes.
En la esquina izquierda y con más de 75 kilos de sentimiento leninista, marxista y progresista tenemos al prócer de los desvalidos, al libertador de la clase obrera Gustavo Petro Urrego, quien debe haber sentido el sacudón dado por Sergio Fajardo, pues perdió votos en Bogotá, el Amazonas, Caquetá, el Valle del Cauca entre otros.
Para entender un poco mejor la cronología de votos del último domingo debemos contrastar las recientes encuestas publicadas por los diversos organismos privados sobre la intención de voto. En la mayoría de estas estadísticas se plantea que la mayor votación es emitida por personas entre los 22 y 35 años, por lo que el público con mayor incidencia en la elección tiene conocimiento y critica de lo propuesto, ofrecido y hasta de lo imposible por cumplir.
Dicen que el papel aguanta todo y eso se vio reflejado en la colisión de ideas que tuvieron las redes sociales antes, durante y después del día D, y por consiguiente quedó demostrado que el voto de los internautas, de los que como un virus navegan por las redes no se ve plasmado en las urnas, en los pre conteos y ello juega un papel determinante para confirmar que el voto prestado o también llamado por barrido no es el que decide al ganador.
Por qué tenemos que elegir siempre al menos malo se preguntará querido visitante, pues la respuesta está en los noticieros, en los programas de concurso, en la falta de educación que presumimos cada vez que dejamos de sintonizar Señal Colombia, y nos abocamos a distraernos con los episodios de novela árabe.
Cuántos serán los colombianos que dirán presente el próximo 17 de junio, cuál será el resultado final de una disputa de ideologías no aplicables en la actualidad, y qué nivel de optimismo demostraremos aquel tercer domingo del sexto mes para definir los próximos cuatro años.