*CONVERSACION CIUDADANA: Por un día de Pico y Palabra
Los habitantes del municipio saben que existe la costumbre de “despellejar” al prójimo, lo que nos hace incurrir en descalificaciones o rotulaciones poco agradables sobre las personas, aun siendo vecinos o amigos; el lenguaje descalificador, las palabras ofensivas, el desconocimiento del daño que se produce por esa práctica social, deviene de antecedentes socio culturales y debe identificarse a conciencia, para emprender una cruzada de diálogo ciudadano que conlleve a la mitigación o cambio de conducta.
Por: Juan Altamar Santodomingo
in duda que los líderes políticos más importantes de Colombia en el presente siglo son los ciudadanos Gustavo Petro y Alvaro Uribe, ubicados en antagónicas posturas de la tradición ideológica, con muchos puntos de encuentro y otros en tranquila distancia, se reúnen para tratar temas de interés nacional; acontecimiento que envía un mensaje de civilidad política y vocación republicana.
Es un ejercicio de conversación ciudadana que sirve para atemperar radicales posturas e inspira reflexionar sobre tantos enfrentamientos históricos, producto de intolerancia, revanchismo, descalificaciones, generadores de odios entre vecinos, matoneo, descalificaciones, racismo, exclusión, donde se cocina el caldo de cultivo de la violencia. Deponer los ánimos, reconocernos como habitantes de una misma patria es un ejercicio que comienza en el diálogo respetuoso, y no significa deponer las ideas o creencias, sino entender que se puede construir aceptando las diferencias.
Lograr que los Derechos Fundamentales se entrelacen y funcionen como garantías sociales sin afectarlos por pretender hacer valer unos sobre otros derechos, es el sueño en un mundo de paz real al que se llegará cuando todos nos reconozcamos como seres importantes del momento en que vivimos y aceptamos a los demás exaltando sus valores, y apoyando la superación de todos, será un ideal que llegue con el desarrollo integral del ciudadano.
Sería muy provechoso si convocáramos a la ciudadanía a realizar “un día de Pico y Palabra” en el que a conciencia nadie se refiera mal de otra persona, que toda la gente exalte las virtudes de los demas; y que ese día hablemos sobre el cómo soñamos al municipio.
La finalidad de las conversaciones ciudadanas es aterrizarlas en el entorno social del municipio. Este tema es pertinente por el hecho acaecido recientemente, cuyos actores tienen un compromiso social producto de su oficio en medios de comunicación, lo que ha generado la difundida amplificación del triste suceso. Inaceptable enfrentamiento y antes que censurar es mejor invitar a reflexionar para trabajar con dialogo respetuoso que acerca, es inclusivo y aleja la intolerancia. Solo pensar cual pudo haber sido el nefasto resultado de la trifulca, da escalofrío.
Los habitantes del municipio saben que existe la costumbre de “despellejar” al prójimo, lo que nos hace incurrir en descalificaciones o rotulaciones poco agradables sobre las personas, aun siendo vecinos o amigos; el lenguaje descalificador, las palabras ofensivas, el desconocimiento del daño que se produce por esa práctica social, deviene de antecedentes socio culturales y debe identificarse a conciencia, para emprender una cruzada de diálogo ciudadano que conlleve a la mitigación o cambio de conducta. Sería muy provechoso si convocáramos a la ciudadanía a realizar “un día de Pico y Palabra” en el que a conciencia nadie se refiera mal de otra persona, que toda la gente exalte las virtudes de los demas; y que ese día hablemos sobre el cómo soñamos al municipio.
Anhelar que se construya un dialogo constructivo, no es censurar el Derecho Fundamental de Opinión, que en esencia tampoco es para amparar insultos o mancillar el honor de nadie. Es legitimo opinar, denunciar, discutir, controvertir sobre temas sin tocar la dignidad humana. Ejercerlo con base en evidencias, es aceptable.