OPINIÓN: La revocatoria no es como la pintan
Esto de las “revocatorias” se ha convertido en un recurso constante en Soledad, muy a pesar de las remotas posibilidades de éxito que las mismas tienen. De hecho, en Colombia solo dos procesos de revocatoria han tenido éxito; la primera fue en el año 2018 en el municipio de Tasco, una localidad de apenas 2.530 habitantes en el departamento de Boyacá; mientras que el segundo proceso que culminó revocando al alcalde electo fue en el año 2022 y ocurrió en Susa – Cundinamarca, un municipio que cuenta con 6.079 almas.
Por Guillermo León Pantoja
uevamente se cierne sobre un alcalde de Soledad la amenaza de un “proceso de revocatoria” encaminado a deponerlo de su cargo, mediante este mecanismo de participación ciudadana para derogar los mandatos de alcaldes y gobernadores fundamentado en los artículos 40, 103 y 259 de la Constitución Política del 91 y reglamentado en la Ley 131 y 134 de 1994. Desde que esta instancia existe, cada gobernante ha tenido siempre esa amenaza sobre sí, pero en toda Colombia solo ha surtido efecto en un par de ocasiones bastante particulares, por cierto.
Un recurso ciudadano y un derecho político
Debemos tener claro que este recurso se basa en la exigencia del cumplimiento del Plan de Gobierno o Plan de Desarrollo inscrito por el candidato, siempre y cuando este no lo haya efectuado. No es un tema de desavenencias políticas o ideológicas, se trata de si está cumpliendo o no con los compromisos contraídos con el ente territorial dentro del programa de gobierno por el cual los electores votaron. Sin embargo, este procedimiento se ha convertido en una iniciativa que suelen esgrimir líderes o grupos políticos que no resultaron vencedores en las urnas, durante las elecciones municipales de la víspera.
Que se necesita para revocar
Para adelantar un proceso de revocatoria se requieren ciertas circunstancias que parecen no estar dadas en el municipio de Soledad por varias razones, la principal de ellas son los factores políticos y económicos, ya que el comité promotor de la revocatoria deberá contar con un enorme capital político y bastos recursos financieros para adelantarlo, al no estar claras las fuentes de financiamiento tampoco lo están las verdaderas razones que empujan esta iniciativa.
Se viene especulando mucho con relación a este proceso y algunos consideran que el mismo es tan fácil como inscribir un comité de revocatoria ante el Consejo Nacional Electoral, realizar una audiencia pública y listo. Pero observemos cómo es en realidad esta dinámica, en primer lugar, se debe recoger un número de firmas superior al 30% de los votos obtenidos por la alcaldesa, que en este caso representan 27 mil firmas, ya que la actual mandataria, Alcira Sandoval Ibáñez, obtuvo un total de 84.357 votos. Una vez logrado esto y “si finalmente se accede a la realización de una especie de consulta popular”, más del 40% de los ciudadanos que votaron en octubre del 2023, un poco más de 190 mil electores, deberá acudir nuevamente a las urnas para cumplir con el umbral que exige la norma, es decir más de 80 mil sufragantes que deberán votar en su mayoría absoluta por revocarle el mandato a la burgomaestre. Eso, al menos en Soledad, es mucha gente para una elección de esta naturaleza y no se observa un verdadero movimiento ciudadano, con cierta efervescencia popular, que respalde a priori esa acción.
Por cierto, un dato no menor es que en Colombia, de 143 procesos de revocatoria de mandato adelantados hasta el año 2022 solo 3 lograron llegar a la etapa de votación

Las 2 revocatorias exitosas en Colombia en más de 20 años
Esto de las “revocatorias” se ha convertido en un recurso constante en Soledad, muy a pesar de las remotas posibilidades de éxito que las mismas tienen. De hecho, en Colombia solo dos procesos de revocatoria han tenido éxito en los más de 20 años que tiene la adopción de este recurso; la primera fue en el año 2018 en el municipio de Tasco, una localidad de apenas 2.530 habitantes en el departamento de Boyacá; mientras que el segundo proceso que culminó revocando al alcalde electo fue en el año 2022 y ocurrió en Susa – Cundinamarca, poco después de la pandemia.
Lo curioso es que el municipio de Susa, conformado apenas por 6.079 almas, casi veinte años antes de producirse la revocatoría, ya había adquirido fama a nivel nacional tras las elecciones a la alcaldía del 26 de octubre de 2003, en donde por primera vez en el país el voto en blanco derrotaba a los tres candidatos para el cargo. Vaya lío político el que enfrenta ese ente territorial.
En todo caso, estos son dos antecedentes muy particulares que, además de únicos, no guardan similitud alguna con Soledad; primordialmente por el número de habitantes y por tanto de electores. Recordemos que Soledad es la tercera ciudad más poblada de la región caribe y la séptima con más habitantes en toda Colombia. Lo cierto es que hay razones válidas para ser escépticos ya que, en cada oportunidad que se abre la ventanilla de los procesos de revocatoria en Colombia son decenas las iniciativas de ese orden que se conforman en todo el país con los mismos resultados: “muy poco o ningún éxito”.
Quiénes promueven la revocatoria en Soledad
Quienes en esta oportunidad están promoviendo la revocatoria en Soledad obviamente deben tener claro que las probabilidades de prosperar que tiene esa aspiración son extraordinariamente improbables. La misma diversidad política que tiene el municipio, las disimilitudes entre liderazgos y las características psicosociales de la ciudad lo hacen casi imposible; sin tomar en cuenta dos factores cruciales: el aspecto financiero y el caudal político.
El costo económico que tendría llevar a las urnas a casi 100 mil electores sería extremadamente alto, mientras que el capital político, representado en quienes conforman el comité promotor de ese proceso, gravita sobre un liderazgo poco atractivo. El mismo está integrado principalmente por comprobados enemigos políticos del gobierno de turno y carece -a todas luces- de profundidad popular.
Está claro que, a pesar de notarse cierta inconformidad en la población, producto de los mismos fenómenos sociales, económicos y de inseguridad, que aquejan a todo el país; este no es un movimiento que emerja de las bases ciudadanas, no se vislumbra un fenómeno electoral. Se trata de un puñado de líderes políticos acompañados del enorme ruido que originan desde las redes sociales y propiciado por lo que se viene denominando “bodegas”, un montón de cuentas en redes sociales -orgánicas e inorgánicas- acompañadas de medios de comunicación subjetivos, no siempre comprometidos con la verdad, que promueven, con desquiciante obstinación, una idea que no pasa de ser un tema, hasta ahora, meramente “propagandístico”.

La revocatoria no es como la pintan
Lo triste es que, en Soledad como en muchas otras localidades de la nación, un mecanismo que debería responder a las bondades que brinda un estado de derecho, como lo es un “proceso de revocatoria”, se ha convertido en una especie de caja de escándalos como si se tratase de un estado de opinión, en donde se tiende a creer que quien más grite tiene la razón, lo que riñe con el espíritu de la democracia en Colombia.
Existe, además, un entramado político alrededor de este proceso de revocatoria que comprende grandes intereses de partidos políticos tradicionales apuntando a las próximas elecciones legislativas. Pero de eso hablaremos mañana.